Meditación sobre las cazadoras paleolíticas y el patriarcado prehistórico

Sole Zeta
3 min readNov 10, 2020

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En medio de la cacofonía de la elección estadounidense, la semana pasada hubo una noticia que disparó miles de comentarios de la generósfera (?) twittera. Hablo del descubrimiento, publicado por el diario español El País, de la existencia de mujeres cazadoras en el paleolítico sudamericano. La nota estaba acompañada por la imagen que encabeza este texto, tuve que republicarla sencillamente porque es demasiado genial que para escribir sobre lo que parecería ser una mujer transgresora de roles de género la hayan mostrado vistiendo un vestido rosa.

Ojo, amo ese vestido rosa, de hecho tengo un sueter muy parecido y lo amo. Pero me parece que este texto, y las reacciones que generó, podría ser prueba de algún grado de miopía tanto de parte de la academia arqueológica, del periodismo científico y de la mayoría de les lectores.

Repasemos los hechos: se habría encontrado en Perú un cadaver rodeado de armas e implementos de caza. La presencia de una proteína en el esmalte de los dientes sería evidencia de que ese esqueleto perteneció a una mujer, y no a un hombre. Y parece ser que a la luz de este descubrimiento, se hizo el mismo análisis en otro centenar de entierros, y alrededor de un tercio de los esqueletos antes identificados como hombres resultaron ser mujeres. Esto revelaría que en las sociedades prehistóricas las tareas no seguían una estricta división del trabajo, ya que una tarea tradicionalmente masculina era también ejercida por mujeres.

Por un lado, hay mucho que celebrar aquí: es importantísimo desmantelar los discursos que eternizan al patriarcado. Es fundamental reconocer que el patriarcado no es un hecho de la naturaleza, sino que es una creación humana. En segundo lugar, porque no siempre ante un descubrimiento que pone en cuestionamiento tantos preconceptos se realiza esta revisión retrospectiva. Ambas cosas merecen celebrarse.

Dicho esto, nos encontramos ante un problema fundamental: ¿Cómo sabemos que la presencia de esta proteína en los dientes de un esqueleto significa que perteneció a una mujer?

Ojo, no estoy cuestionando a la ciencia: no dudo de que este esqueleto debe haber pertenecido a un cuerpo con útero y cromosomas sexuales (probablemente) XX. Pero eso no lo convierte en el esqueleto de una mujer.

Un análisis biológico nos podrá dar información sobre el sexo de este esqueleto. Pero el género no es lo mismo que el sexo. A grosso modo, cuando hablamos de género hablamos de un rol social.

Y si estamos hablando de la división sexual del trabajo, lo que estamos discutiendo es, justamente, roles sociales. No biología.

Notoriamente, el mismo artículo de El País menciona que en los pueblos cazadores que aún existen con poca o nula influencia de la colonización blanca (por ejemplo, en el Amazonas o en las Islas Nicobar) la caza es una actividad absolutamente masculina. Lo mismo podemos decir de pueblos que fueron colonizados en los últimos siglos y que por lo tanto fueron bien documentados, como por ejemplo el pueblo Selk Nam de Tierra del Fuego.

Ahora, hay algo que SI está bien registrado en una inmensa mayoría de pueblos a lo largo y ancho del mundo en distintos períodos históricos: la existencia de personas cuyo rol social no se alinea con su sexo biológico. Hablando mal y pronto, y para no imponer sobre elles terminología occidental conteporánea, son personas que aquí y ahora consideraríamos trans o no binarias.

¿Estoy diciendo que estos esqueletos encontrados deben ser considerados varones o masculinidades trans? No, para nada. No podría asignarle una identidad a una persona que no puede declararla por su cuenta. Pero sí parece evidente que son personas que, al menos en el tiempo en que se dedicaron a la caza, no cumplían con el rol de maternar, por ejemplo (por el sencillo motivo de que la caza de grandes animales usando armas no parece a priori demasiado compatible con las tareas de cuidado). Tal vez estos pueblos no dividían a su sociedad según su anatomía, sino que sus géneros eran “aquelles que cazan” y “aquelles que cuidan”. Tal vez la crianza de las próximas generaciones no era individual, sino comunitaria. O tal vez una infinidad de variables.

Como dije, no estoy afirmando que se tratara de personas trans. Pero creo que un análisis de estos hallazgos que no contemple la posibilidad es tan limitado como uno que se negara a aceptar que la caza no era exclusiva de personas con pene.

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Written by Sole Zeta

Chica no binaria twitteando desde la clandestinidad. Escribo cosas. Ideas y nerdaje.

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